November 16, 2020
El equipo que formamos las 6 empresas del grupo VIKO, llevamos ya un mes y medio trabajando desde nuestras casas. En concreto, desde el 11 de Marzo de 2020 (3 días antes de que se decretase el Estado de Alarma en España), en ese momento recogimos nuestros portátiles para irnos a casa como medida de prevención al contagio del coronavirus.
Trabajamos desde casa como otras muchas empresas, pero la verdad es que para nosotros fue realmente fácil, y no quiero perder la ocasión de explicar porqué.
En primer lugar, las relaciones digitales son parte de nuestra propia idiosincrasia porque es el campo al que nos dedicamos, y por ser un equipo distribuido. En España nuestro equipo está repartido entre Barcelona, Madrid, Vigo, A Coruña, e incluso tenemos alguno que anda suelto por sitios como Berlín, Málaga o Marsella, además de la oficina en Ciudad de México. Por eso, aunque no tenemos como práctica habitual y generalizada el “home office”, estamos muy acostumbrados a trabajar con gente que no está a tu lado en la oficina, pero muy cerca virtualmente.
Para nosotros es lo normal resolver la distancia y la organización del trabajo con el uso de la tecnología. Las reuniones por videollamada (que para algunos ha sido un descubrimiento ahora) forman parte de nuestro día a día desde ya hace casi 15 años. La tecnología disponible de hecho tiene ya unos años: Webex se funda en 1996, Skype en 2003 y la polémica Zoom es de 2008. Por otro lado, que todo esté en cloud también es una cosa bastante vieja para nosotros, la mayoría de las personas del equipo no conocen otra cosa. Y aprovecho y os cuento un secreto: Usamos la suite de servicios Google desde 2007 y gracias a eso disponemos de la versión “G Suite legacy” con lo que podemos disfrutar de la licencia gratis in eternum para 600 usuarios. Ventajas de early adopters 😉
Pero esta pata, la tecnología, es algo a lo que es fácil habituarse (o debería). Lo que es más difícil es trabajar en casa al mismo nivel y con la mismo compromiso que se hace desde la oficina. Es decir: trabajar con responsabilidad y autonomía. Esto es lo que más preocupa ahora mismo muchas empresas en España. De hecho, cuando empezó la crisis, la principal preocupación de muchas empresas era cómo medir la productividad. Para mí, en una empresa de servicios, esta métrica pierde todo el sentido, queda obsoleta. En el grupo VIKO nuestro KPI primaria es la satisfacción del cliente, porque desde ahí se desencadena la mejora de todas las demás.
En estos momentos os puedo decir, que nunca hemos recibido tantas felicitaciones de nuestro trabajo. Es algo de lo que nos sentimos super orgullosos, y me reafirma en que además la productividad no ha caído.
Cómo formar equipos independientes y responsables no es el motivo del post. Realmente, tampoco sé cual es la fórmula mágica, y desde luego no se hace en cuatro días. Pero sí creo que todo se basa en una cuestión de confianza y compromiso, dos conceptos que se retroalimentan todo el tiempo. Tenemos una organización donde la responsabilidad está muy delegada, y cada uno es consciente de la importancia de su trabajo para el objetivo final. Una inversión en confianza que permite que el equipo tenga un nivel de autonomía enorme. Como digo muchas veces: “más vale pedir perdón que pedir permiso”, y este entorno hace, entre otras cosas, que si viene una pandemia, podamos seguir trabajando con normalidad.
En resumen: no tenemos plan de desescalada porque no hemos escalado nada. Aprovecharemos la oportunidad de salir de nuestras casas para pasear, hacer deporte, descansar, ver a nuestros amigos y familiares… pero no para masificar transportes públicos y exponernos a un riesgo innecesario compartiendo espacio. No tenemos ninguna prisa por volver a la oficina a trabajar, aunque sí por vernos, compartir, y por supuesto volver a disfrutar de nuestras oficinas. Pero ya hablaré sobre esto más adelante.
Rubén Ferreiro. CEO Viko Group